a nuestros compañeros de IV

Querido compañeros de Cuarto Medio:


Llegar a este momento nos produce sentimientos contradictorios. Por un lado, una enorme satisfacción de verlos convertidos en mujeres y hombres, dignos de ser seguidos como ejemplo para las generaciones que los precedemos, que se abren paso por la vida construyendo su propio proyecto. Pero también una tristeza profunda.

Nuestro mundo de la “vida cotidiana” nos envuelve y, sin darnos cuenta, han terminado esta gran primera etapa de sus vidas, llenas de sorpresas, alegrías, preocupaciones, y experiencias que jamás olvidarán. En cierto sentido, algo quedará dando vueltas, insistentemente, negándose a separarse, revoloteando como un fantasma en la memoria de aquellos que permaneceremos. Esto me hace pensar acerca del paso del tiempo y la memoria. Hoy nos damos cuenta de la velocidad infrenable del tiempo pero la memoria, como si se esforzara en hacerlo, nos remonta en un abrir y cerrar de ojos a todas esas vivencias que hemos compartidos a lo largo de nuestra estadía en la Scuola.

También es el momento de festejar; de cantar y bailar: Este es un momento importante en vuestras vidas, y se presenta uniéndolos una vez más en comunidad. Y así, en comunidad, como se sentaron en su primera sala junto a sus padres, a quienes les aterraba dejarlos solos por primera vez, es como se retiran hoy todos, en conjunto, como lo hicieron durante los 14 años que crecieron unidos en la Scuola, y sus padres ahora temen que dejen el colegio, y no sepan que rumbo seguir. Junto a ustedes, también vivimos una historia de desarrollo personal, en la cual siempre los vimos como, los “más grandes”, y ustedes supieron responder con méritos a esa tarea de dar el ejemplo.

Queridos amigos de Cuarto Medio, no permitan que el tiempo destruya lo que con tanto amor ustedes construyeron día a día, durante catorce largos años.

Adelante generación 2007, el futuro es suyo.